Las chicas Yeye

Publicado: 26/10/2016
Es servidora una entusiasta de los proyectos de negocio que surgen en las manos de la gente valiente...
Es servidora una entusiasta de los proyectos de negocio que surgen en las manos de la gente valiente. Y ganas tenía de hablarles de las chicas Yeye. Tres mujeres con muchas ganas que han decidido que hay muchas formas de optimizar el tiempo libre. Les cuento:

Sin el pelo alborotado y con las medias del color de la fuerza de las emprendedoras se abre camino el proyecto Yeye en Octubre de 2015 y nace de la necesidad de Mercedes González Caballero (Yeye, que es como le llamaban de pequeña), una de las tres integrantes de la marca, de distraerse en sus horas libres. Aguja e hilo en mano comenzó a realizar bolsos de trapillo por pura curiosidad. No quiero contarles lo gratificante y adictivo que es tejer. Sé de lo que hablo. Y Mercedes descubrió la magia de entrecruzar los hilos para fabricar sueños. Por ello, un día, sus dos hijas, las otras dos integrantes de la marca, Claudia y Ángela, fueron las que decidieron crear la idea de negocio y comenzar a colgar en las redes sociales los diseños tan originales que su madre creaba. Y así, de la noche a la mañana nació una pequeña empresa que iba tomando aire de dar mucho que hablar. Primero los amigos, después los conocidos de los amigos, para más tarde entrar en las redes sociales ya consolidadas como un proyecto serio donde sus clientes aplauden sus diseños.

De los bolsos pasaron a las pulseras y de las pulseras a collares, y hasta adornos de navidad. Denme una aguja de tejer y moveré el mundo.

Este es el ejemplo de que somos una sociedad emprendedora y creativa, pese a lo que algunos sociólogos agoreros digan. Y que tenemos la capacidad de rentabilizar un rato de manualidades, así como también somos una sociedad que funciona como cadena de favores. Yo te compro tus bolsos como regalo de navidad, y tú me encargas un trabajo. Toma y daca solidario en un país donde la administración tiene francotiradores apostados en las puertas de los que tienen la osadía de emprender.

Ventas por internet, frente a impuestos abusivos por un escueto punto de venta. Búsqueda de clientes por las redes sociales, frente al escaso acceso a la difusión por otros medios. Imaginación frente a la idea obsoleta del mercado tradicional.

David contra Goliat.
¡Enhorabuena chicas!

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