Campo de Gibraltar

España negocia, el Campo de Gibraltar se la juega

Artículo de opinión del alcalde de Algeciras y senador, José Ignacio Landaluce

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  • José Ignacio Landaluce. -

A veces no somos conscientes de que la Historia se escribe en estos momentos para determinar el futuro de la Unión Europea, el futuro de Reino Unido y de España, pero también de Gibraltar y del Campo de Gibraltar. Es en estas horas en las que, mientras España negocia, el Campo de Gibraltar se la juega.

No cabe el error cuando de los acuerdos que ahora se alcancen depende la economía, el empleo y el desarrollo de una comarca tan singular, tan potente y tan potencial como es el Campo de Gibraltar, pues como si del juego online se tratara: aquí es doble o nada: o lo aprovechamos como una oportunidad y conseguimos ser el doble de lo que hoy ya somos, o nos quedaremos en nada.

Nos jugamos mucho y hay mucho que negociar, pero es necesario hacerlo sin nervios y sin prisas que nos puedan llevar a un mal acuerdo que perjudique y lastre no solo nuestro presente, sino también nuestro futuro.

Nuestro futuro, el de los siete municipios campogibraltareños –en breve ocho, el de más de 300.000 españoles, vive a expensas de lo que negocie el Gobierno de España con Reino Unido; por lo que sigo pidiendo que, si los más de 35.000 gibraltareños tienen voz directa en la mesa de negociación, ¿por qué no los algecireños, linenses, sanroqueños, barreños, tarifeños,  jimenatos, chisparreros y tesorilleros? Las familias campogibraltareñas no son ni más ni menos que las yanitas y tienen derecho a ser partícipes de su futuro en una democracia como la española.

Y si no nos dejan ser partícipes, el Gobierno debería al menos rebajar el nivel de incertidumbre. Somos conscientes de que se negocia, pero solo suponemos que se avanza en unos temas y quizá en otros se anda más encallado. Es cuestión de información, de que el ministro de Exteriores venga hasta Algeciras y explique en qué momento se encuentra la negociación.

La incertidumbre es desoladora, pues es el mayor de los enemigos para la inversión y hace huir a quienes podrían estar apostando por el Campo de Gibraltar, generando actividad económica, creando empleo: en definitiva, poniendo las primeras piedras de solución a lo que podría avecinarse con el Brexit.

Y hasta el final me he resistido a usar esta palabra: Brexit. Porque nunca se quiso a ningún lado de la Verja, pero es la realidad a la que nos toca hacer frente. Es hora de tomar decisiones. El Campo de Gibraltar quiere estar.

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