Un joven brasileño desaparecido desde marzo, tras dejar 14 libros codificados, así como enigmáticos textos sobre alienígenas y experiencias extracorpóreas escritos en las paredes de su cuarto, regresó a su casa sin dar explicaciones.
El estudiante de psicología Bruno Borges, de 25 años, regresó tras una misteriosa desaparición de cuatro meses y medio que llamó la atención de todo Brasil y movilizó a sus familiares, a la policía brasileña y hasta a la Interpol. «Informamos a sus seguidores que Bruno Borges volvió y que está bien, después daremos más informaciones», decía un mensaje publicado en la página en Facebook en que son promocionados sus libros, dos de los cuales ya fueron lanzados con números significativos de ventas.
Los familiares del estudiante confirmaron la información, pero tan sólo dijeron que Borges reapareció sin dar explicaciones y pidió un plazo de una semana para dar detalles de lo ocurrido. Los familiares dijeron igualmente que el estudiante fue trasladado a otro lugar para evitar los problemas causados por numerosos curiosos que acudieron a su residencia. «Ya hablé con él por teléfono pero no paraba de llorar, me pidió perdón y dijo que sintió una vibración y que por eso regresó», afirmó su madre.
Los investigadores, sin embargo, ya habían anticipado que los correos electrónicos interceptados a amigos del estudiante permitían afirmar que la desaparición formaba parte de un plan para divulgar sus libros.
Los libros están siendo publicados según el orden establecido por el autor y el primero de ellos llegó a estar entre los más vendidos en Brasil en julio pasado.
El caso de Borges se convirtió rápidamente en un misterio en Brasil ampliamente seguido por los medios de comunicación y generó varias teorías de conspiración y grupos en internet con cientos de personas que intentaban descifrar los libros o explicar los motivos de su ausencia.
Tras su desaparición, los familiares dijeron haber encontrado en su habitación 14 manuscritos codificados y enumerados, así como extrañas inscripciones pintadas en las paredes, una estatua de dos metros de altura del filósofo Giordano Bruno (1548-1600) y un dibujo en que una persona, que supuestamente sería Bruno, aparece al lado de una figura que representa un extraterrestre.
Algunos amigos relataron que el estudiante de psicología quería aislarse en algún lugar para completar la obra de Giordano Bruno, un filósofo que fue quemado en la hoguera por la Inquisición.
