Entre los 3.200 habitantes de la localidad castellonense de Vilavella se encuentra un hombre de 44 años que puede presumir de ser el mejor mago del mundo, y lo cuenta con la naturalidad de alguien que, desde niño, supo que quería que la magia fuese su modo de vida.
Se trata de Salvador Vicent, que es conocido como «Mago Yunke», y que a punto de cumplir 45 años es la gran referencia mundial de este arte, en el que, asegura, «es primordial escuchar al público para mantener los espectáculos en su apogeo».
Este fin de semana, el mago se sube al escenario de Kultura&Co en el palacio de congresos FIBES de Sevilla con su espectáculo «Hangar 52», que supone dar una vuelta en dos horas por toda la historia de la aviación, algo que hace a lo grande, pero a la vez de forma artesanal.
En su pueblo tiene una nave de 900 metros cuadrados, «y allí trabajo preparando mis espectáculos, con todo tipo de herramientas, con tantas cosas y tanto material que hasta los talleres del pueblo me piden cosas a veces cuando necesitan alguna herramienta que no tienen», según ha relatado a Efe.
Con esa forma de trabajar, ha llegado a tener tres espectáculos a la vez montados y listos para salir al escenario, algo que, asegura, solo es posible con un equipo muy cohesionado: «las diez personas que trabajan conmigo están desde siempre, una de ellas es mi hermana, de modo que nos conocemos a la perfección, y la consolidación que tenemos es indispensable para que todo salga lo bien que sale».
Del trabajo conjunto de su equipo ha salido un montaje que bate todos los récords, como los dos meses que estuvo de gira por distintos escenarios de China, o las 45.000 personas que lo vieron en las seis semanas que estuvo en Madrid.
Salvador reflexiona sobre la situación global de la magia en el mundo, y llega a una conclusión importante, relativa a que el trabajo de los magos se basa en «el respeto», de modo que en un arte donde es imposible patentar el trabajo, sí existe la norma que cita que «todo lo que se publica en los libros de magia, se puede usar por cualquiera».
Por eso, lamenta el papel que tuvieron en su día magos como Leonard Montano, protagonista en la cadena de televisión Fox de «Secretos de la Magia al Descubierto», en el que sacaba a la luz cómo trabajaban los magos de todo el mundo para fabricar sus ilusiones.
Para él, «la gente puede ver con curiosidad cómo se hace un número de magia concreto, pero pararse a ver cómo se hacen todos no es algo atractivo», y prueba de ello es que el programa terminó desapareciendo.
Su experiencia personal le dicta que el público prefiere vivir con el misterio, «porque cuando acaban mis espectáculos y la gente acude a saludarme, nunca me preguntan cómo hago las cosas, sino que me felicitan y comentan conmigo qué números les han gustado o impresionado más».
Con esa forma mágica de ver la vida, se sube al escenario de FIBES, para, cuando termine, volver a su taller de su paraíso valenciano para seguir fabricando magia, pero magia a lo grande.
