Los hermanos del Huerto los recibieron con altar a las puertas de su Casa de Hermandad y con una petalada, al paso por la puerta de campanas los esperaba la hermandad del Nazareno y a las puertas de la Basílica de los Milagros D. Diego Valle y la hermana mayor de la Patrona, Maria Carmen Perdigueros; una vez dentro de la Basílica rezaron ante la Patrona y entregaron una ofrenda en el Camarín; antes de salir del primer templo portuense vistiaron a las hermandades del Nazareno, la Soledad y el Resucitado.
A su paso por calle palacios fueron recibidos por los hermanos del Dolor y Sacrificio a las puertas de su Casa de Hermandad.
La comitiva de rocieros partió hasta San Joaquín, donde ya descansa el Simpecado de la hermandad portuense.