El Puerto

Triunfo de Antonio José Blanco en su X aniversario de alternativa

Plaza de toros de Sanlúcar. Un cuarto de plaza. Corrida a beneficio de la lucha contra el Cáncer.

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  • ANTONIO JOSÉ BLANCO -

 Plaza de toros de Sanlúcar. Un cuarto de plaza. Corrida a beneficio de la lucha contra el Cáncer. Toros de Manuel Ángel Millares, de correcta presentación pero faltos de casta, el mejor el lidiado en quinto lugar. Antonio José Blanco, que conmemoraba su X aniversario de alternativa, (sangre de toro y oro con bordados y remates en azabache): ovación, oreja, ovación, silencio, dos orejas y oreja. Sobresalientes: Caro Gil (rosa y oro) y “Chamaquito de Granada” (manzana y oro), no fueron invitados a quites. Saludaron en banderillas Fernando Pereira y “El Vidi” en el sexto toro.

Las verónicas de saludo al primero de la tarde tuvieron aromas a manzanilla, destacando también un buen quite por “tafalleras”. Brindó el toro a Santi Ortiz (matador de toros, periodista y escritor taurino), alma mater del festejo. El astado fue muy a menos en la muleta con cortas embestidas, el torero porfió pero poco pudo sacar de un pozo sin agua. Lo despenó de pinchazo y estocada.
Al segundo lo recibió con delantales y lo puso en suerte galleando por chicuelinas. En el quite emulando a “Chicuelo” el toro sufrió una voltereta que le mermó para el resto de la lidia. Con la pañosa le “robó” algún natural de buen trazo. Tras pinchazo y estocada recibió una oreja.

Con una larga en el tercio recibió al tercero,  en la labor capotera ceñido quite por “Caleserinas”. Comenzó la faena con pases a pies juntos en los medios, tras los cuales el toro tuvo  poco recorrido y bruscas embestidas. Necesitó de  Pinchazo y estocada  para finiquitar la faena.

El cuarto de la tarde fue el más desagradable de la tarde, un toro que desde el capote mostró poca fijeza y salía distraído de los lances. En la muleta más de lo mismo un toro “esaborío” que hacía caso omiso a los engaños. De un pinchazo y estocada dieron fin a la lidia.

En quinto lugar salió el mejor toro del encierro a pesar de recibir un fuerte castigo en varas. Brindó la muerte del mismo a su esposa y el torero pudo demostrar con este astado su pureza con la muleta y el temple que atesora. Faena de mucha torería realizada por ambos pitones que animaron tanto al público como al torero que se olvidaron de las nulas condiciones de los anteriormente lidiados.  Necesitó de pinchazo y estocada para despenarlo y cortarle dos orejas.

El sexto volvió a adolecer de clase. El diestro, tras brindarle a Carmelo, comenzó la faena de muleta con redondos rodilla en tierra y tiró de oficio para robar algún pase de mérito ante un toro que tenía una brusca embestida yendo siempre con la cara a media altura. De nuevo pinchazo y estocada (como en el resto de los toros) fueron necesarios para acabar con el animal, cortando una oreja.

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