Parece que con nuestros pingües impuestos no es suficiente. Vaya. Lástima. Hay un problema de conservación del patrimonio andaluz. Eso es evidente. Basta con darse una vuelta por el Arqueológico de Sevilla, el Provincial de Jaén o Carteia en San Roque para hacerse una detallada idea de lo que es y no debe ser. ¿Solución? Crear una nueva tasa destinada a ese objetivo. ¡Albricias! Son tres eurillos, un par de cañas. Asumible. Lo hacen en otras comunidades de España. Pues ya está. ¿Cuándo? Cuanto antes: en 2020. Es, con sorna, el recorrido de la fácil decisión tomada por la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, para tratar de mantener en buen estado el vasto y rico legado andaluz.
Quien piense que me voy a rasgar las vestiduras por esta iniciativa, que vaya buscando otro espacio de opinión. No me gusta -¿a quién le gusta?- volver a rascarme el bolsillo, pero si cumple el objetivo que sea bienvenida pues.
Lo que me indigna es tener que pagar unos veinte euros por visitar el Castillo de Edimburgo o una cifra similar por ver el interior de la Abadía de Westminster, en Londres. Me irrita tener que sacar la billetera por visitar una propiedad de la Iglesia católica en Andalucía, que ha sido restaurada con dinero público, y que, además, está exenta de IBI. Eso sí que me enoja. Como ver a ciudadanos no comunitarios, con gran poder adquisitivo, pagando una nimiedad al entrar en los museos andaluces cuando en sus países de origen nos fríen a tasas turísticas y, prácticamente a pagar por respirar.
Me incomoda no ver suficiente vigilancia en nuestro patrimonio, comprobar que los carteles informativos no están traducidos a otros idiomas, que falta personal, que la luz para contemplar tanta belleza es insuficiente o excesiva, que las tiendas de los museos andaluces son pobres de contenido, no de precio... Todo eso sí que me genera malestar, pero tener que pagar tres euros, que serán destinados a proteger esta maravilla, pues lo asumo. Eso sí, por favor, señora Del Pozo: luz y taquígrafos. Que ese dinerillo vaya a su objetivo. Yo no lo dudo, pero con la transparencia ganamos todos, y sería bueno que al finalizar cada ejercicio digamos a qué se ha destinado en concreto lo recaudado. Salud.