Miles de vehículos con viajeros magrebíes siguen embarcando cada verano desde los puertos andaluces, principalmente Algeciras y Tarifa, con destino a sus países de origen, en la conocida como Operación Paso del Estrecho, que en su día también supo de otras denominaciones como Operación Tránsito. Salvo que el Levante diga aquí estoy yo, la normalidad es el denominador común de este dispositivo en el que participan y colaboran las administraciones local, regional y estatal. Atrás quedaron aquellos conflictos laborales, como el de la naviera Isnasa (creo recordar en el verano del 92), que colapsaron literalmente el Campo de Gibraltar. Aquello supuso un antes y un después. A partir de entonces, el Gobierno español tomó medidas como el establecimiento de áreas de preembarque, pero no porque se preocupara por los campogibraltareños, no; lo hizo porque no quería escuchar las quejas de su vecino del sur, con el que lógicamente está obligado a entenderse.
“El Estado solo se preocupa del Campo de Gibraltar cuando llega la Operación Paso del Estrecho”, me decía estos días un amigo, al que tengo que dar la razón. Da igual que hablemos de Coca-Cola o de Pepsi, da igual la marca, la realidad es que los partidos que han gobernado y gobiernan en Madrid han olvidado esta zona estratégica, desde muchos puntos de vista, y sólo se acuerdan de ella por cuatro asuntos: Gibraltar, ilícitos, terrorismo yihadista y Paso del Estrecho.
Da fe de ello que las reivindicaciones de la zona del Estrecho sean las mismas durante las últimas dos décadas: la mejora de la vía del tren hasta Bobadilla, el desdoblamiento de la A7, antigua carretera N-340 entre Algeciras y Vejer, y una variante o circunvalación que descongestione de vehículos la avenida (ya dejó hace tiempo de ser una carretera) que une Algeciras y La Línea. Ésta es la realidad. ¿Que con los Presupuestos Generales del Estado se han hecho pequeñas mejoras? Seguro. Pero parece que los presupuestos de la Nación y de la Comunidad para las grandes obras en esta zona meridional de Andalucía se agotaron con la autovía entre Los Barrios y Jerez, que cruza el Parque Natural de los Alcornocales.
Mientras tanto, los campogibraltareños, aunque también otros puertos andaluces como Almería, Málaga y Motril, padecen la servidumbre de la operación que coordina la Dirección General de Protección Civil. Y lo hacen desde un prisma solidario. Asumen que su situación geográfica hace que vean pasar a decenas de miles de vehículos por sus estrechas carreteras, y lo entienden. Es más, cuando ha habido un problema, las administraciones locales han sido las primeras en tratar de ayudar a los magrebíes que esperaban durante horas en sus vehículos bajo el sol. Sin embargo, clama al cielo que desde Madrid no se ponga el mismo empeño en resolver los problemas sempiternos de esta zona con la misma energía que afronta los ilícitos o este dispositivo.
Aquel anhelo de la novena provincia se quedó en agua de borrajas. El alcalde de La Línea, Juan Franco, plantea ahora que ese municipio se convierta en ciudad autónoma. Más allá de estos planteamientos, la realidad muestra que la fortaleza que tuvieron las instituciones supramunicipales del Campo de Gibraltar quedó en nada. Ojalá que Juan Lozano dé un impulso a la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, que nació con vocación política y ahora casi se ha convertido en gestora de agua en alta. Ojalá que Eva Pajares proyecte la importancia de la Subdelegación de la Junta en esa comarca, única institución de este tipo que existe en Andalucía. Ambos son personas de valía, y espero que lo consigan, pero sin más competencias lo tienen difícil. Por no hablar de la Oficina de Asuntos Exteriores, que tuvo un papel callado y destacado en las relaciones Gibraltar-Campo de Gibraltar-Madrid, y que ahora desconozo siquiera si existe.
Señores de Coca-Cola y Pepsi, miren para esta zona de Andalucía, y dén solución a sus problemas porque de lo contrario los ciudadanos prueban otros refrescos. De hecho, a los linenses les ha encantado el sabor de la Casera Cola. Llevan años probándola, y todavía les queda suministro para otros cuatro.