El Jueves

El ancho del embudo

La democracia es propiedad de todos. Y el respeto también. Nadie debe arrogarse el derecho sobre unos conceptos que son universales. El ancho del embudo tiene que ser del mismo diámetro por ambos lados.

La democracia es propiedad de todos. Y el respeto también. Nadie debe arrogarse el derecho sobre unos conceptos que son universales. El ancho del embudo tiene que ser del mismo diámetro por ambos lados.

He escuchado en la radio en estos días como unos responsables o portavoces sindicales de Mercasevilla pedían que no se criminalizara a aquellos que, arrogándose a saber qué derecho, insultaban a los concejales del Partido Popular (que dentro de un cierto contexto puede llegar a tener su explicación), así como a ese animal que vociferó contra la hija de uno de los ediles, deseándole la muerte.

Aún no he oído al Sr. Beltrán Pérez, concejal del PP como ustedes saben, decir que le han llamado a pedirle disculpas por semejante salvajada verbal. Ruego me disculpen si cuando estas letras vean la luz ya alguno de los intocables sindicalistas lo ha hecho, aunque debiera hacerlo el que lo dijo, dando la cara y no refugiándose en la masa... Masa en la cual estaba el Sr. Torrijos, la salsa de todos los platos (de marisco).

No soy sospechoso de escribir al dictado del Partido Popular, ni de ser simpatizante, algo que no tendría nada de malo, dicho sea de paso. Pero la actitud el pasado lunes de una parte de los trabajadores de Mercasevilla a las puertas del ayuntamiento y en un bar cercano donde los concejales desayunaban (qué valentía la de los vociferantes) no tiene explicación por más que quieran dármela.

Ser político es, a veces, una profesión de riesgo. Hay quienes se ocupan en saber de tu familia, de tu domicilio, de tu vida privada. Hasta la fecha desconocía que el Sr. Beltrán Pérez tuviera una hija, cosa que no me importa en absoluto. Parece que al salvaje que dijo lo que dijo sí le interesa la vida personal de nuestros ediles. Yo, en su pellejo, me preocuparía de otras cosas. De saber, por ejemplo, qué dice Torrijos cuando no está en medio de esa masa de trabajadores.

Ser sindicalista, por el contrario, no es peligroso. Ni te gritan, ni te escrachean, ni se te manifiestan en el portal... Y tampoco (recuerden) se ajustan a la transparencia, como ha dicho hace unos días Fernández Toxo, negándose a participar en el indecente striptease como la monarquía, el senado, el congreso...

¡Ay, el ancho del embudo!

(Felicito al Sr. Beltrán Pérez por su templanza. Yo soy persona de sangre caliente y en su pellejo seguramente hoy ya no sería concejal de mi partido. Pero les aseguro que alguien de Mercasevilla tendría, al menos, un ojo morado).

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