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¿Podemos combatir la depresión con el ritmo cerebral?

Álex Ramírez. | La depresión es una patología psiquiátrica caracterizada por la presencia constante de un estado de ánimo triste y vacío. Se asocia a una marcada sintomatología cognitiva y física.  Las manifestaciones cognitivas incluyen problemas de memoria y concentración, baja autoestima y la presencia de culpa desmotivada. Los síntomas físicos son taquicardia, náuseas, sudoración, […]

Álex Ramírez. | La depresión es una patología psiquiátrica caracterizada por la presencia constante de un estado de ánimo triste y vacío. Se asocia a una marcada sintomatología cognitiva y física. 

Las manifestaciones cognitivas incluyen problemas de memoria y concentración, baja autoestima y la presencia de culpa desmotivada. Los síntomas físicos son taquicardia, náuseas, sudoración, dolor abdominal, dolor muscular y articular.

El término depresión es genérico. Desde un punto de vista médico, existen varios tipos:

  • Trastorno depresivo mayor
  • Trastorno distímico
  • Trastorno bipolar
  • Trastorno depresivo posparto

La amabilidad es buena para la salud mental y física. De hecho, los científicos de la Universidad Estatal de Ohio han descubierto que las personas con depresión ven una mejora en los síntomas cuando hacen buenas obras hacia los demás.

Las causas de la depresión

Hay tres factores que influyen en la aparición de la depresión:

  • Factores biológicos: el trastorno suele ser el resultado de alteraciones en las hormonas, el sistema inmunitario y los neurotransmisores, en particular la serotonina
  • Factores genéticos: los familiares de primer grado de las personas afectadas por la enfermedad tienen entre dos y cuatro veces más probabilidades de padecerla que las personas sanas
  • Factores sociales y psicológicos: algunas situaciones las separaciones, los conflictos familiares, los cambios de trabajo, ciudad y amistades pueden allanar el camino hacia la enfermedad.

Los científicos de Johns Hopkins Medicine han descubierto una célula inmunitaria intestinal particular que afecta a la microbiota intestinal. Esta última, a su vez, puede interactuar con funciones cerebrales relacionadas con trastornos inducidos por el estrés, como la depresión. 

Depresión y ritmo cerebral

Investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Szeged (Hungría) han descubierto que restaurar ciertas señales en una región del cerebro que procesa los olores contrarresta la depresión.

El estudio, publicado en Neuron, centra la atención en las neuronas que emiten señales eléctricas para transmitir información. En los últimos años se ha llegado a la conclusión de que es posible una comunicación eficaz entre áreas cerebrales si las neuronas alternan periodos de silencio con periodos de actividad.

Uno de esos ritmos, conocido como «gamma», se repite unas 30 veces o más en un segundo y es un patrón de tiempo importante para codificar información compleja, incluidas emociones hipotéticas. Aunque aún se desconocen las causas, se ha observado que la depresión provoca cambios en las oscilaciones del ritmo gamma.

Además, la enfermedad parece actuar sobre las regiones del cerebro que gestionan el olfato y que también están vinculadas a las emociones. Tales zonas incluyen el bulbo olfatorio adyacente a la cavidad nasal que se cree que es una fuente y conductora de oscilaciones gamma en el cerebro.

El estudio

Según una teoría anterior, la depresión no surge a nivel del bulbo olfatorio, sino que se inicia por cambios en sus patrones gamma de salida hacia otros objetivos cerebrales. 

La extracción del bulbo olfativo es un antiguo modelo animal para estudiar la enfermedad, pero esta estrategia provoca daños estructurales que pueden impedir que los científicos comprendan los mecanismos del trastorno.

Para superar este inconveniente, el equipo diseñó un método reversible a partir de una cadena única de ADN diseñada encapsulada en un virus inofensivo. Esto, cuando se inyectó en las neuronas de los bulbos olfativos de los ratones, desencadenó la construcción de ciertas proteínas receptoras en las superficies celulares.

Esto permitió a los investigadores inyectar a los roedores una droga que, aunque se extendió por todo el cuerpo, solo cerró las neuronas en el bulbo olfativo. De esta manera fue posible interrumpir de forma selectiva y reversible la comunicación entre las regiones cerebrales asociadas al bulbo olfatorio. 

La supresión crónica de las señales olfativas y el ritmo gamma «anularon» los síntomas depresivos no sólo durante la operación sino también en los días siguientes. El descubrimiento es un buen augurio, pero hace falta más información.

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