Te presentamos a Emma, una robot sexual que causa furor entre los cuarentones. Se fabrica en China y arrasa por su sorprendente parecido a un ser humano.
Sus facciones, su cuerpo, su tacto y hasta su olor (ya no tiene el típico pestazo a goma o plástico tan habitual de las primeras muñequitas) la convierten en todo un referente para los hombres.
Cuesta 3.100 dólares y es tan realista que hasta su temperatura se aproxima a los 37 grados centígrados.
Pero, ¿cómo le gustan a ellos estos robots sexuales? Pues depende de dónde sean. En Francia las prefieren rubias y con melenón, mientras que en España, morenas y con labios de aspecto recauchutados.
No sorprende nada que haya gente dispuesta a pagar más de 3.000 euros por tener un robot sexual. De hecho, según una encuesta reciente, el 33% de los hombres asegura que tendría sexo con un robot con inteligencia artificial a través del móvil. Un dato que desciende al 14% en el caso de las mujeres.
Ahora, además, aumenta también la demanda de robots sexuales masculinos.